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17 febrero 2009 2 17 /02 /febrero /2009 19:40
Cuando ya hemos recibido a Jesús como Dios y Salvador, a través del Espíritu Santo conocemos su palabra,  Jesus nos parte, es decir  que permite que en nuestra vida haya problemas y adversidades. Mucha gente cree que ya con ser cristiano todo va a ser color de rosa. Pues no. Através de las situaciones dolorosas, problemas, divorcio, fracasos, desempleo, enfermedades Dios nos purifica.

Recuerdo cuando Santa Teresa de Calcuta decia que habia que sufrir para purificarse. Y yo decía como es eso? Si ya Dios sufrió por nosotros para que seamos felices, no hay que sufriri, sino gozar la vida ahora que estamos vivos.

Para estar totalmente  consagrados a El, debemos aprender a ser ofrendas humanas para Cristo, despojarnos de lo que nos daña.

Una joven  dominicana comentó que sufrió de un tumor cerebral, y que Jesús en oración se lo habia comunicado. Ella visitó al médico y pudo comprobar lo que Dios le había experesado. En vez de salir triste, salió muy feliz y la gente le preguntaba porque? Ella contesto que  habia sido elegida para acompañar a Jesús en su pasión, y que por medio de la fe superaria la prueba de amor. Y asi fue poco tiempo despues desapareció el tumor  por gracia de Dios.

Entonces ahora entiendo que hay dos tipos de sufrimiento: el que no nos sirve de nada y uno que nos da infinitas gracias. El primero es aquel que nos buscamos  cuando no perdonamos al projimo, cuando nos quejamos por algo, cuando guardamos rencor, y somos inconformes por algo que falló o no esperabamos. Y el otro sufrimiento es aquel que cuando llega aceptamos y somos capaces de entregarlo a Dios en expiación o reparación de los pecados de nosotros mismos o del projimo.

Y como es eso? Me explico.

Si tengo un fuerte dolor de cabeza, en vez de quejarme, puedo ofrecer ese dolor a Dios para salvar un alma del purgatorio o para pedir por la salud de un ser querido. Otro ejemplo sería  si me gusta mucho el queso, durar una semana sin comerlo para obtener alguna gracia o favor, pedir por la salud de alguien, reconciliarme con un amigo, etc

Muchos santos llegaban a amar tanto que oraban a Dios para que les diera los dolores o enfermedades ajenas en expiación de sus pecados.

Dios no quiere que vivamos sufriendo, sino darle sentido a las circunstancias que en este mundo debemos enfrentar, y que lo hagamos no luchando en contra sino amando la cruz y aceptando todo lo que venga, hacer que valga la pena haber pasado por eso y aprender para no volver a cometer los mismos errores. Además esto puede hacernos testimono vivo de qe Cristo existe y que mediante nuestra experiencia de vida y acciones otros quieran experimientar la riqueza oculta en la paz que refleja el cristiano.

Tu serías capaz de olvidarte de ti un poco y hacer estos sacrificios de vez en cuando y aceptar de esta forma cada situación dificil que llegue a tu vida?

Recuerda que en el crisol del fuego es que se cuece el mejor oro. además San Pablo dice en la  segunda carta a los corintios: Mi debilidad me llevo a la cruz, y ahora actuo con la fuerza de Dios.
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